miércoles, 18 de septiembre de 2013

# Tan aquí, y tan allí.

Vamos a olvidarnos como remedio anti conceptivo del amor, o al menos a intentarlo, porque tú estás allí, y yo aquí, y los dos sabemos que estamos haciendo algo mal si no dormimos en la misma cama pero tampoco duele tanto, ¿no?
Porque ya lo dijo Neruda, para que nada nos separe, que nada nos una, y con una sola palabra ya eramos menos dos, y más uno, no sé si me entiendes.
Totalmente absurdo como un poema sin comas, o una espina que no pincha, pero así eres tú, absurdo, y absurdamente atrayente.
Como los polos opuestos, pero sin serlo, magnetismo, chispas, y tú que sabes de electricidad, dime, ¿crees que esto es corriente?
No hay palabra para definir esto, si es que realmente es algo.
Un te quiero que no quiero decir, y lo dicho que ya parece no importar.

No puedo negarte otras bocas, ni otros sexos, ni otros ojos, porque yo tampoco te ofrezco besos, ni sexo, ni miradas, -por eso de que tú tan allí, y yo tan aquí-, y no debiera preocuparme, porque ser, no somos, ¿o sí? Esa es la cuestión.

Y yo tan dependiente de que me hagas sonreír, y tú tan pendiente de otras bocas, con las dependencias tan lejos de mis manos, y con los pendientes de otra en la mesita de noche, fumando en la cama, bebiendo cerveza, y ella en la ducha.
-Como si lo estuviera viendo, vaya-

Y yo aquí, escribiéndote una carta, en lugar de lamértela en la espalda, aquí, escuchando a Machín decirme que siempre, pero siempre siempre, estaría cuidandome, y yo escribiéndote, que eres en mi vida, ansiedad, angustia, desesperación.


lunes, 16 de septiembre de 2013

# Azulado.

Dime a quién besas y te diré en qué campo de flores has caído. Yo me deshojo la boca y me ahogo en las margaritas que siempre dicen que sí, cuando tus ojos dicen no, cuento los pétalos muertos que hay de tu casa a la mía, de tu boca a la mía, de ti hasta mi, y la respuesta siempre es no, y a veces sí.
Cuando me diste la mano por primera vez, creo que debí sentirme como cuando Colón descubrió América, y tú estabas tan tú cuando hacías el indio... Aunque nunca se me resistiesen tus vaqueros, claro...

Te vi de lejos como quien mira a las nubes, y desde ese momento, supe que algún día tú.

Y hoy, después de todas esas cosas que ya no valen la pena enumerar, sé que azulado el mar, a su lado el cielo, y qué le voy a hacer.



domingo, 15 de septiembre de 2013

# Porque tú.

Me hacías inmensamente feliz, no importaba nada, te veía aparecer, y ya se me pintaba la sonrisa en la cara, estuve tanto tiempo sin ti, que cuando me dijiste "quiero verte", se me paró el corazón, y empecé a volver a ser una niña.
Pero una niña tonta que no se dio cuenta, de que, como siempre, seguía siendo un entretenimiento, un puente hacia algo mejor, no se dio cuenta de que no la querías, simplemente te entretenías viendo como renunciaba a todo por verte a ti.
Así de loca estaba, que lo dejaba todo aunque tú siguieras sin decirme "ven".

Recuerdo casi todo detalle que tenga que ver contigo y conmigo, como quien recuerda el día de su mejor cumpleaños, y es que yo siempre creí que tú fuiste el regalo más bonito que me dio la vida, sin querer darme cuenta de que en realidad, no hubieras sido nadie si yo no hubiera querido, pero claro, cuánto te quise...

Pero llegó el día en el que la niña tonta de los ojos brillantes que no se podían apartar de ti, te vio abandonarla, te vio irte corriendo como una rata entre las alcantarillas, cuando se metía en problemas por defender tu causa... Y le rompiste el corazón un poquito más de lo que ya se lo habías roto antaño.

Seguramente fueron mil quinientas sesenta y ocho veces las que te miré de reojo, y me parecen poco, ochocientos treinta y dos mil suspiros los que me robaste, setecientos noventa días los que me robaste, y dos millones de noches las que me pasé sin dormir por tu recuerdo, seis o siete los besos que sentiste de verdad, y una sola vez la que no fuiste capaz de mirarme a los ojos y decirme que no me querías, pero claro, a estas alturas supongo que hasta eso fue mentira...

No te echo de menos, no pienses que puedes volver, porque definitivamente ya no quiero que vuelvas, sería volver a despertar a la niña que te quiere que llevo dentro, la que salta y es feliz sin importar qué, porque tú.
Simplemente, me echo de menos a mi, y espero que lo entiendas.
Porque antes de ti no estaba rota, creo, y porque antes de ti, fui yo.
Y ahora... Ya te lo dije: "Sin ti, yo no"