martes, 26 de noviembre de 2013

# Ojalá fuera un pez.

Dicen que los peces tienden a crecer más conforme más grande sea el espacio que poseen, y me he dado cuenta de que quizá mi problema sea que yo necesito más espacio para crecer, que estoy creciendo y siento que la pecera se me queda pequeña. Muy pequeña. Y me estoy asfixiando.
Esta encerrona me provoca el mismo dolor que el que debe sentir un pez enredado en un aro de plástico de las latas que nunca cortamos los humanos antes de tirar a la basura: Siento que se me queda todo pequeño. Que necesito libertad, expandirme, crear y dejar de creer, espacio.

Necesito salir de las mismas caras, de las mismas calles, los mismos amaneceres y las mismas repeticiones de siempre. Estoy cansada de los malos gestos y las malas caras porque soy un pez morado dentro de un estanque de peces naranja.
Estoy harta de lo mismo de siempre, necesito cambio y expansión, y no hablo de cambiar de pecera, no, hablo de salir de aquí, de romper los cristales, de nadar por el caos, y llegar al mar.
Ser un pez independiente.
Ser libre.
Ser yo.

Dicen que los peces lo olvidan todo cada tres segundos.
Ojalá fuera un pez.



domingo, 24 de noviembre de 2013

# Scars.

No quiero despertarme con nadie en la cama porque creo que ni si quiera quiero despertarme.
Sólo me apetece quemarme los labios, hacerlos sangrar y seguir quebrándolos como si fueran papel.
Quiero ser una cerilla y astillarme, partirme, y dejar de ser.
Porque hay días en los que ni si quiera dormir alivia y hoy tengo la esperanza muerta.
¿Cuánto llevo así?, ¿por qué empezó todo? No lo sé, y creo que no hay peor duda que esa.

Tengo aparentemente todo, y yo no siento nada, -creo que debería marcharme-, estoy cansada de todo esto, y el problema no es el problema, el problema verdadero es que no sé cuál es el problema.
-Supongo que yo. Siempre soy yo-

La verdad es que estoy cansada, que una parte de mi quiere acabarse, y otra dice que ahora no puedo parar, y lo peor de todo es que estoy quieta y estática en el mismo lugar, consumiéndome a mi misma e intentando avanzar.
-Es como estar ahogándote y ver a todo el mundo respirar-

Tampoco pasa nada, supongo, -debería estar ya acostumbrada-.

Con el tiempo uno crece, y se da cuenta de que nadie va a venir a salvarte, que todas esas fotos de internet de abrazos y de frases, de habitaciones perfectas con una pareja durmiendo, de todos esos desayunos divertidos y abrazos frente al espejo, no son más que mentiras: Imágenes prediseñadas y que a lo mejor ni si quiera existen, quiero decir... ¿Por qué no van a ser modelos?, ¿por qué no va a ser un escenario?
Nada es real del todo en realidad, así que... Con el tiempo, uno se da cuenta de que nadie va a venir a salvarlo, y que aunque sea duro, no es imposible vivir sin quererse y sin cuidarse, duele, cuesta más, es duro, pero igualmente confortable pasado unos años y acomodándose a no sentirse bien nunca, aceptando que se es así, roto, manojo de heridas y un agujero negro introspectivo.

"Nadie va a venir a salvarme" -Una y otra vez en la cabeza-
"Nadie va a venir a quererme como soy" - Una y otra vez en la cabeza-
"Nadie va a venir a necesitarme, a tener miedo a perderme, a estar aquí conmigo, a no cansarse de mi" -Una y otra vez-
"Nadie, va a venir a hacer que dejes de sentir que no eres suficiente"
"Nadie va a venir"
"Nadie"
"Nadie va a venir a salvarme"

¿Y qué? 
Al fin y al cabo, 
nadie se enamora de la chica triste, 
nadie besa a la chica de las cicatrices.




miércoles, 6 de noviembre de 2013

# Canción triste.

Porque yo ya me sé la estructura de las sonrisas dependientes, y el dinamismo de los bucles auto-destructivos, ya sé lo que es echarse de menos a sí mismo y echar de menos algo que jamás pasó, escribir de noche, odiar el Sol.
Sé lo que es abandonar el mundo y encerrarse en una cama meses, y ver llorar a las paredes, ver el techo arroparte cada día con la ternura propia de una madre, y ver pasar las tardes por la ventana, ajena a todo, extraña, tristemente superviviendo.
Y ya me conozco lo de pegarle al espejo y gritarte por dentro. Los arañazos y las cuchillas.
Sí, yo ya sé lo que es estar rota y ser bajita y creer tocar fondo, pero no.
Conozco como la palma de mi mano la tristeza y la nostalgia, el autoengaño y el falso empeño, la mentira, la estafa, el error y la desesperación post-coito.

Que ya me sé el cuento de los "te quiero" antes de marcharse, la fatídica manía de pedir perdón sin sentirlo, la obsesión con romantizar todo aquello que hiere, los malditos mensajes de buenos días que no quieres, y que no tienes.

Porque romper con el mundo fue raro, y ya nunca supe volver.
Porque tampoco siento que forme parte de nada, no pertenezco a ningún lugar.
Porque no tengo la más mínima intención de curarme, ni de olvidar, y quizás ese sea mi peor auto-lesionamiento.
Porque no sé ser feliz, ni creo que vaya a serlo.
Porque nunca dejo de lado a esta soledad, a veces me siento menos sola, aunque últimamente ni si quiera eso, pero jamás dejaré de vivir en un pasillo oscuro de doble sentido, infinito y sin final.
Porque no sé escribir feliz, porque no sé ser,
fin.

-Que no saben de lo que hablan, 
ya les enseñaré los cortes, 
no saben de soledad-




martes, 5 de noviembre de 2013

# Imperativo.

Hazme el amor.
Mírame a los ojos.
Quiéreme.
Todos los días.

Se tú y déjame quererte.
Rómpeme la ropa y la cama. 
Rómpeme la boca.
No sé, se mío.

Duérmete entre mis piernas, despierta entre mis brazos. 
Cómeme con los ojos, yo te como con las manos.
Suspírame en las tetas, tócame el culo.
Dame fuerte.
Y dame la mano.
Vayamos al cine.
Joder...
Seamos.