viernes, 22 de julio de 2016

# Puching ball

Soy un puching ball, un títere, una farsa. Soy un adhesivo por contrato, por cortesía.
Extraña vaya donde vaya, siempre culpa mía.
Ajena a lo cercano, solo experimento la felicidad lejos de casa o a solas. No hubo nadie cuando me estaba matando, todos miraban a otro lado o simplemente ninguno me estaba mirando.
No hubo nadie cuando no tenía lugar, cuando se quebró mi planeta en tantos trozos que ahora no soy capaz ni de encontrarme... No hubo nadie ni lo habrá.
No había nadie cuando lo necesitaba, menos cuando lo deseé. Soy una egoista pero siempre lloro a solas. Soy una egoista pero mi mierda es mía y que nadie la toque, y que nadie me la quite, y que nadie se atreva a ofrecerse voluntario para sufrirla conmigo, y mucho menos por mi.
Soy una egoista. Lo siento, supongo; es que rompo todo lo que toco. Soy un cactus con el doble de espinas. La mitad hacia fuera, la mayor parte hacia dentro.
Mi felicidad milimétrica supeditada a los antidepresivos, hija del desastre, sonrío, me disfrazo de valiente, soy fuerte, me digo, pero aquí conmigo vive el cierzo porque soy su madre y mientras yo sin entender por qué me abrace casi quien me abrace, sigo teniendo frío...